

día Domingo 26 de Junio de 2005 a eso de las 21 horas, y después de haber llovido de manera torrencial durante todo el día, el Estero Nonguén comenzó a salirse de su cause en forma lenta pero constante. Su caudal ya incontenible y sin posibilidad alguna de poder escurrir de forma habitual hacia el río Andalién, se desbordo en distintos sectores del Valle, en su tramo alto y medio de su curso. La inundación provocada por la excesiva crecida del río no tenía precedentes en la memoria de los habitantes de este sector, más aún, cuando muy pocos recuerdan la otra gran crecida ocurrida hace más de 20 años y en donde el mismo río dejo ver su potencial destructivo.
Poco más de dos horas y el nivel de las aguas estaba cubriendo una amplia superficie del Valle Nonguén que a la postre dejaría a más del 80% de las viviendas anegadas. Sectores como Los Lirios, Los Fresnos, Las Vagas de Nonguén, Villa Valle, Valle Nonguén, Lautaro, 30 de Octubre, sufrieron los embates de las aguas que alcanzo en algunos lugares hasta 1,20 cm de altura con un promedio de altura de las aguas por sobre los 40 cm. Con esa altura no hay casa que no sufra los perjuicios del agua en los muebles y enseres.
El panorama era desolador, el que habitualmente fuera un sector residencial, estaba convertido en un gran lago turbio en donde las casas eran interrupciones del Dantesco paisaje lacustre.
Para el día Lunes, Los medios de comunicación, en especial la Televisión nos apabullo con imágenes del drama humano ocurrido en el Cerro La Pólvora y de los daños ocurridos por deslizamiento de tierras en La Agüita de la Perdiz, pero de Nonguén y su drama ningún medio se dio por enterado, por lo tanto ninguna autoridad sabía siquiera lo que aquí estaba ocurriendo. Más de 9.000 personas fueron victimas de esta tragedia y no tuvieron un solo segundo de tiempo televisivo para poder expresar su dolor y desamparo.
Dicen que si algo no sale por Televisión es por que entonces no existe. Tristemente fuimos testigo de esta premisa. Para colmo, todos los habitantes afectados por la gran inundación desde temprano se dedicaron a limpiar veredas, patios, accesos, fachadas, calles, sus muebles, en fin, a intentar volver a la cotidianeidad dentro de lo que permitían los márgenes de destrucción. Esto que pareciera ser lo mejor en estos casos se transformo en un elemento que vino a entorpecer más la necesidad de ayuda.
Resulta que para el día Martes en la mañana, las autoridades después de 48 horas sin saber de esta tragedia, se dedicaron a recorrer cada uno de los sectores anegados y no encontraban evidencias del daño causado por las aguas, casas limpias, patios ordenados y sin barro al igual que calles, pasajes y veredas. Parecía que solo un gran aguacero había caído. Claro esto cambio a la hora de entrar en una vivienda cualquiera, el drama se vivía dentro de cada hogar.
Daba pena de ver altos de colchones, sillones y sofás en las calles en espera de ser recolectados por los camiones del aseo urbano
Poco más de dos horas y el nivel de las aguas estaba cubriendo una amplia superficie del Valle Nonguén que a la postre dejaría a más del 80% de las viviendas anegadas. Sectores como Los Lirios, Los Fresnos, Las Vagas de Nonguén, Villa Valle, Valle Nonguén, Lautaro, 30 de Octubre, sufrieron los embates de las aguas que alcanzo en algunos lugares hasta 1,20 cm de altura con un promedio de altura de las aguas por sobre los 40 cm. Con esa altura no hay casa que no sufra los perjuicios del agua en los muebles y enseres.
El panorama era desolador, el que habitualmente fuera un sector residencial, estaba convertido en un gran lago turbio en donde las casas eran interrupciones del Dantesco paisaje lacustre.
Para el día Lunes, Los medios de comunicación, en especial la Televisión nos apabullo con imágenes del drama humano ocurrido en el Cerro La Pólvora y de los daños ocurridos por deslizamiento de tierras en La Agüita de la Perdiz, pero de Nonguén y su drama ningún medio se dio por enterado, por lo tanto ninguna autoridad sabía siquiera lo que aquí estaba ocurriendo. Más de 9.000 personas fueron victimas de esta tragedia y no tuvieron un solo segundo de tiempo televisivo para poder expresar su dolor y desamparo.
Dicen que si algo no sale por Televisión es por que entonces no existe. Tristemente fuimos testigo de esta premisa. Para colmo, todos los habitantes afectados por la gran inundación desde temprano se dedicaron a limpiar veredas, patios, accesos, fachadas, calles, sus muebles, en fin, a intentar volver a la cotidianeidad dentro de lo que permitían los márgenes de destrucción. Esto que pareciera ser lo mejor en estos casos se transformo en un elemento que vino a entorpecer más la necesidad de ayuda.
Resulta que para el día Martes en la mañana, las autoridades después de 48 horas sin saber de esta tragedia, se dedicaron a recorrer cada uno de los sectores anegados y no encontraban evidencias del daño causado por las aguas, casas limpias, patios ordenados y sin barro al igual que calles, pasajes y veredas. Parecía que solo un gran aguacero había caído. Claro esto cambio a la hora de entrar en una vivienda cualquiera, el drama se vivía dentro de cada hogar.
Daba pena de ver altos de colchones, sillones y sofás en las calles en espera de ser recolectados por los camiones del aseo urbano
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